COMENTARIO DEBATE DAWKINS-WILLIAMS

                              La naturaleza del ser humano y sus orígenes.

   En este debate entre el biólogo Richard Dawkins y el arzobispo de Canterbury Rowan Williams, se discutieron aspectos inherentes a la metafísica; el origen del universo y de la especie humana, entre otros, desde dos perspectivas diferentes: la de Dawkins que se considera agnóstico al borde del ateísmo, y la del arzobispo de Canterbury que cree plenamente en la existencia de Dios. Además, el debate fue moderado por un agnóstico abierto a la persuasión que intervino en momentos cruciales aclarando puntos y señalando las cuestiones más adecuadas para ser debatidas por las dos partes, con el propósito de lograr mayor fluidez en el evento.

 Comenzando el debate, tanto el arzobispo como el biólogo explican a brevedad los puntos que defienden. Por un lado Williams recalca la particularidad y lo especial de la humanidad citando por ejemplo que los seres humanos somos los únicos capaces de reflexionar sobre nosotros mismos y cuestionarnos sobre nuestros orígenes y que además tenemos cualidades sobresalientes como por ejemplo que poseemos un lenguaje bien estructurado y tenemos conciencia. Por otro lado, Dawkins refuta el concepto de la humanidad como una particularidad, ya que defiende la posibilidad de la existencia de vida en otros planetas. Para Dawkins, las leyes de la física y sus patrones de acción son los verdaderos responsables de la creación del universo, y la selección natural descrita por Darwin es la responsable de la diversidad de seres y de la aparición del humano; es decir defiende el evolucionismo a plenitud. 

   Al debatirse el tema de la conciencia, el arzobispo de Canterbury claramente acepta y cree en la existencia de esta. Williams, en un punto del debate afirma que en algún punto del proceso evolutivo Dios le otorgó la conciencia al humano. Sin embargo Dawkins cree que la conciencia individual puede llegar a ser una ilusión ya que no hay evidencia científica que pruebe su existencia. El biólogo refuta la existencia de la conciencia citando un experimento en el cual algunos ordenadores pasaron el Test de Turing. Como el Test de Turing sirve para observar habilidades en las cuales una máquina puede hacerse pasar por un humano, si una máquina puede simular tener conciencia, para Dawkins significa que esta no es una particularidad del ser humano. La discusión del tema de la conciencia va de la mano de la autoconciencia, el libre albedrío y el alma. 

   El alma para el arzobispo está unida con el cuerpo, cosa en la que también concuerda el biólogo. Sin embargo Williams cree en la inmortalidad del alma y en que el alma es capaz de establecer comunión con Dios. Hablando del libre albedrío, Dawkins muestra su escepticismo hacia la existencia de éste en nosotros, comparando el funcionamiento de una máquina cuyas acciones están predeterminadas con nuestras acciones. Según el biólogo existen experimentos que prueban que las decisiones son tomadas segundos antes de la acción, es decir, que muchas veces nos enfrentamos a una "libertad ilusoria de decisiones". Oponiéndose totalmente a este punto de vista, está el arzobispo, que cree en el libre albedrío que Dios ha puesto en el ser humano.

   La autoconciencia, Williams la ve como el medio que le permite al humano establecer una relación con Dios, y para él está estrechamente relacionada con el alma, en donde se establece la relación con Dios. Para Dawkins la autoconciencia es un producto más de la evolución gradual del humano, es decir el ser humano la desarrolló en respuesta a algún tipo de necesidad de supervivencia.

  Posteriormente, siguiendo con un tema relacionado con el origen de la especie humana, tratan el surgimiento del lenguaje sofisticado, que es claramente una de las características que nos hace sobresalir de los demás seres vivos. Dawkins explica la posibilidad de que en algún momento de la evolución biológica del humano, haya aparecido un gen (a través de mutaciones) que haya dotado al humano de las capacidades necesarias para desarrollar un lenguaje complejo y en su mayoría abstracto.

   Debatiendo sobre el tema del origen de la vida, se puede observar la posición totalmente radical de Dawkins, que cree que la vida proviene de alguna clase de moléculas antecesores a los genes, mucho más arcaicas y simples que la molécula de ADN. El biólogo, como se había dicho anteriormente, descarta por completo la posibilidad de que la vida se haya podido desarrollar exclusivamente en la Tierra.

   Esta posición que defiende se contrapone al Principio Antrópico (que el mismo biólogo explicó en el debate), que dice que si hay la posibilidad de que un suceso muy particular ocurra este ocurrirá en la Tierra; un principio totalmente humanista. Al ser Dawkins prácticamente ateo (al final del debate explica que se considera agnóstico casi ateo), no cree en la explicación que da la Biblia de cómo Dios creó la vida. Dawkins considera una injusticia en contra de la ciencia que se quiera explicar la realidad con un libro de hace miles de años y que no se tenga más confianza en la ciencia actual y en los logros a los que ha llegado. La posición de Williams es clara respecto a este tema; cree en los escritos de la Biblia ya que los considera la verdad absoluta. Al ser Williams fiel creyente en Dios, éste acepta que la Biblia es la propia palabra de Dios, no palabra de hombres; así lo dice en la segunda epístola de Timoteo 3:16 ("Toda la escritura es inspirada por Dios") y demás versículos de la Biblia.

   Para finalizar el debate, respecto al origen del universo, Dawkins piensa que la explicación de la Biblia es mucho más complicada, en el sentido de comprensión humana, que la explicación del universo creado por la "conspiración de las leyes de la física", como él mismo dijo. Richard Dawkins piensa en un concepto de Dios complejo y bastante difícil de creer, por lo que no cree en Dios como creador del universo ya que para él algo muy simple debió haber originado algo tan complejo como el universo. Según el biólogo, esta premisa de que "todo se originó de casi nada" es lo que le da la sensación de elegancia y belleza a la creación del universo. Sin embargo confunde la complejidad estructural con la funcional; la estructural se trata de la composición no física de Dios, en este sentido no es complejo; pero en el funcionalidad sí lo es ya que está dotado de innumerables poderes. Por otro lado, el arzobispo Williams defiende la simplicidad de Dios al no ser el resultado de ningún proceso previo que lo creara, sino que su carencia de principio y fin, su infinidad lo hace simple.

    Desde una perspectiva personal, considero al tema debatido de un grado de dificultad muy alto. Todas estas cuestiones metafísicas que se pueden responder desde diferentes puntos de vista son, sin lugar a dudas, preguntas muy abiertas que tanto la ciencia como la creencia en Dios responden a su manera. El origen del universo, de nuestra especie y de la vida, siempre serán temas que la ciencia cree manejar absolutamente y tener la razón sobre ellos, como lo muestra la posición de Dawkins. Sin embargo esta actitud de negación hacia todo lo que la ciencia no puede probar es bastante exagerada y radical.

  Aunque es cierto que la ciencia ha aportado mucho al desarrollo de los conocimientos de la humanidad, no podemos dar por verdades absolutas las teorías científicas del origen del universo, entre otras. El hecho de que algo esté comprobado científicamente no lo hace verdad; existen fenómenos que la ciencia no ha sido capaz de explicar. La ciencia es sólo uno de los muchos medios por los que podemos acercarnos a la verdad de nuestro origen y el origen del universo.

   Cómo conclusión, el debate muestra la gran grieta que hay entre dos formas de pensar como lo son el ateísmo y el teísmo. Aunque se llegan a discutir varios puntos en este, en ningún momento se llega a una conclusión clara y bien definida de la discusión. Sin embargo hay ciertos puntos en los que comparten la misma opinión tanto Dawkins y Williams, como por ejemplo en la evolución biológica de los seres vivos. Estos puntos en común son muy escasos, pero tienen gran impacto en la audiencia. Esto se debe a que, por ejemplo, hay personas a las que les sorprende escuchar a un arzobispo que haya aceptado una teoría como la evolución biológica. Por otro lado, esta discusión, desde mi punto de vista, no aclaró dudas sino que las volvió más profundas para las personas que no tienen una opinión firme sobre el tema. A pesar de esto, es muy enriquecedor ver a dos personajes con características y modos de ver la realidad totalmente diferentes, tener un diálogo en el que utilizan todo su conocimiento para defender su posición y sus creencias.

   


  
    

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